Desde 1975, la ONU celebra cada 5 de junio al Medio Ambiente, apelando a la conciencia de la comunidad global en pro de la sostenibilidad ambiental.
Cuarenta y siete años más tarde, desde CCOO de Industria no podemos celebrar el Día Mundial de Medio Ambiente de 2022. No hay motivo alguno, desde luego, para la alegría; más bien para la denuncia y la movilización por su coincidencia con un contexto mundial de rearme, de recursos que no se destinarán a la transición justa de la industria y del sistema energético con objeto de garantizar la lucha contra el cambio climático y un empleo digno para trabajadores y trabajadoras. Un contexto de crisis económica, de inflación y de colapso de las redes de distribución que cristaliza, por ejemplo, en peligro de hambruna en los países pobres. Sin olvidar, claro, un agravamiento de la crisis climática.
Somos los causantes del deterioro del medio ambiente y de la actual crisis climática; las actividades humanas han alterado significativamente las tres cuartas partes de la superficie terrestre y dos tercios de los océanos.
De no reaccionar de manera inmediata, adaptando nuestro modelo de producción y consumo, la viabilidad económica de muchas empresas puede verse puesta en entredicho, y por tanto la estabilidad del empleo y unas condiciones de vida dignas. Urge la transformación de nuestro modelo productivo para que sea más respetuoso con la naturaleza y más justo socialmente; en definitiva, más sostenible. Urge esa transición justa que desde hace tantos años llevamos reclamando desde CCOO de Industria.
Es el momento de que las estructuras del sindicato, secciones sindicales y RLPT tomen conciencia de que el respeto escrupuloso al medio ambiente es la única garantía para conseguir un empleo estable, de calidad y unas condiciones de vida dignas en el medio plazo. Tenemos que ser parte activa en la transición ecológica y exigir nuestros de derechos de participación, información y consulta. Es, en definitiva, la única herramienta que tenemos para que estos procesos no deriven en un reparto de la riqueza desigual y en un empeoramiento de las condiciones de trabajo.