BERTA CHULVI
A medida que la crisis económica ha ido avanzando hemos podido comprobar en los medios de comunicación, cómo la patronal en base a estudios pretendidamente “neutrales” o “científicos” ha utilizado una y otra vez el argumento del absentismo laboral como un factor que merma la competitividad de las empresas. Si contrastamos este discurso con los datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, comprobamos que las declaraciones que crean la alarma con el absentismo no son rigurosas ni en el manejo de las cifras ni en la utilización de los conceptos.
El término de absentismo fue utilizado por primera vez en 1957 por la Asociación Internacional de Medicina del Trabajo. Tres años más tarde, esta misma institución, en su congreso de Nueva York, definió el absentismo como “las ausencias al trabajo que se consideran debidas a enfermedades o accidentes”. Desde un punto de vista socioeconómico el absentismo se define (Acuerdo Marco Interconfederal, AMI) como “toda ausencia de una persona de su puesto de trabajo, en horas que correspondan a un día laborable, dentro de la jornada legal de trabajo”. Esta definición permite incluir dentro de un término que tiene claras connotaciones negativas, ausencias al trabajo que son perfectamente legales como los permisos de maternidad y paternidad, la baja por enfermedad o accidente, derecho de huelga y otras licencias y permisos legales por distintas causas. Sería interesante, por lo tanto, saber qué parte del llamado “absentismo” es legal y qué parte son ausencias cuyos motivos reales no corresponden a los que se alegan de modo formal. Y plantearse qué problemáticas y qué situaciones están en el origen de esa supuesta mala utilización de la baja médica.
Con un sistema de derechos laborales tan restringido como el nuestro, es decir, que casi no contempla permisos que permitan conciliar la vida laboral con situaciones de dependencia en nuestro entorno, es esperable que un porcentaje muy elevado de las ausencias al trabajo respondan a problemas de salud, Por ello resulta sorprendente que patronal y consultoras se alarmen por el hecho de que un porcentaje amplio de las ausencias al trabajo tenga como causa una baja médica. Así se expresaba, por ejemplo, la socia directora laboral de Landwell-PriceWaterhouse, María Vidal, en declaraciones a Europa Press el pasado mes de diciembre. Vidal afirmó que “sin contar las vacaciones, el 72,9% de las ausencias en el trabajo lo son por un parte de baja médica. No sé si se está abusando de ello, pero hay que tomar medidas urgentes” añadió la consultora. En la misma línea, también en diciembre, la consultora Adecco lanzó una nota de prensa en la que presentaba los datos de un estudio sobre absentismo. Citando esta fuente los medios de comunicación de toda España recogieron datos también “alarmantes”: “En España el absentismo ha pasado de un 3 a un 6% en los últimos cuatro años, situándose por encima de la media europea que es del 4,6%” afirma Adecco. Este dato ha sido repetido, citando o no la fuente, por un buen número de medios de comunicación nacionales y autonómicos. En la misma nota de prensa, esta consultora multinacional añade que “el absentismo laboral es un fenómeno que se ha intensificado en los últimos años convirtiéndose en uno de los principales problemas de las empresas europeas”.
En este campo abonado, y aunque todo el mundo sabe que la crisis de la industria del automóvil, en estos momentos, tiene su origen en un exceso de oferta por una reducción drástica de la demanda, el director de Renault España, Fernández Sevilla, hace declaraciones como las siguientes: “La cifra de absentismo en España, seis por ciento, es superior a la de Renault Francia (cuatro por ciento), en Rumanía (1,2 por ciento) y Turquía (uno por ciento). Sitios con los que competimos directamente”. Estas cifras “precarizan nuestra situación como fabricantes” y es un “handicap negativo para España” concluye Fernández Sevilla.
La tasa real de absentismo en España
Sin embargo, los datos sobre bajas por enfermedad del Instituto Nacional de Seguridad Social (INSS) y de las Mutuas de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Profesionales que proporciona el Ministerio de la Seguridad Social en su página web desmienten con claridad ese estado de opinión: Desde 2004 a 2008, ni la duración media de las bajas laborales ha aumentado significativamente, ni tampoco se ha incrementado el número de trabajadores de baja al final de cada periodo.
En 2002, la duración media de una baja por enfermedad común era de 48 días en las bajas gestionadas por el INSS y de 37 en las gestionadas por la mutuas. En 2008 nos situamos en 45 y 32 días respectivamente. En las enfermedades profesionales, la duración media de las bajas gestionadas por el INSS en 2002 era de 68 días y la de las gestionadas por las mutuas de 25 días. En 2008 nos situamos en 67 y 29 días respectivamente (ver gráfico 1). Respecto al número de procesos de baja laboral en vigor al cierre de cada ejercicio tampoco la situación ha variado sustancialmente desde 2002 y si lo ha hecho ha sido con una bajada importante en el caso del INSS y con un ligero aumento en el caso de las mutuas.
Como podemos apreciar en el gráfico 2 que recoge la evolución de las bajas por enfermedad común, al finalizar 2002 había 48,6 trabajadores de baja por cada 1.000 trabajadores protegidos por el INSS. En 2008 esa cifra había descendido a 32,7. En los procesos gestionados por las mutuas, el 2002 finalizó con 24,9 trabajadores de baja por cada 1.000 trabajadores protegidos y en 2008 este índice era de 26,4 trabajadores de baja por cada 1.000 trabajadores protegidos. En cuanto a las enfermedades profesionales, el gráfico 3 muestra la misma tendencia a la baja.
Una buena situación en relación a Europa



Fuente: Elaboración propia a partir de los datos del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social
La situación de España en el panorama europeo en cuanto a ausencias por enfermedad tampoco es nada alarmante. Según los resultados de una investigación publicada en la revista Occupational and Environmental Medicine, España se sitúa entre los seis países que registran menos ausencias por enfermedad (ver mapa). Los autores de este estudio, investigadores de la Universitat Pompeu Fabra1 , utilizaron la tercera Encuesta Europea de Condiciones de Trabajo, una fuente estadística de la Unión Europea que asegura que los datos se han recogido en condiciones que permiten las comparaciones internacionales. Este estudio contabiliza el número de trabajadores que en los últimos doce meses declararon haberse ausentado al menos un día por un accidente de trabajo, otro problema relacionado con el trabajo u otro problema de salud. El resultado es que en España, en 2004, sólo el 11,8 por ciento de los trabajadores y trabajadoras había faltado algún día al trabajo por causa de enfermedad, frente al 24 por ciento de Finlandia o el 18,3 por ciento de Alemania, situándose la media europea en 14,5 por ciento, que son, por cierto, dos de las economías que superan la media europea de Producto Interior per cápita en 19 y 18 puntos, respectivamente y de las más competitivas.

A la vista de estos datos se puede afirmar que el absentismo no es en España un problema y mucho menos puede ser usado como argumento para explicar las dificultades de las empresas y como excusa para eliminar derechos de los trabajadores. Todas las investigaciones apuntan que cuando lo que se conoce como absentismo laboral es un problema que atañe a una organización concreta, lo que hay detrás es una mala gestión de los recursos humanos, una organización del trabajo injusta, la imposibilidad de conciliar la vida laboral y familiar o situaciones de acoso laboral que difícilmente los trabajadores y trabajadoras pueden afrontar por otros medios. ![]()
1. Gimeno, Benavides, Benach et al.(2004) Distribution of sickness absence in the European Union countries. Occupational and Environmental Medicine Journal, 61:867-869