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eDreams reconoce que no había motivos para el despido de Jaime
La historia de Jaime ha sido motivo de indignación entre el personal de eDreams. Tras varias protestas e indignación frente a la dirección de eDreams ODIGEO y mandos del Departamento de Customer Care en Barcelona, CCOO ha conseguido que la empresa reconozca el despido improcedente de su ex trabajador Jaime Álvarez, despedido de manera disciplinaria en el pasado mes de abril del 2015.
El pasado viernes, los servicios jurídicos de CCOO Catalunya promovían un acuerdo con la dirección de la empresa tras las protestas del 03 de junio, en el que se reconocía que no había motivos para despedir al trabajador. Jaime no solo tuvo reconocida la improcedencia, también se revocaron las dos sanciones impuestas por la patronal con la respectiva compensación económica de los días en los que estuvo sin salario. CCOO ha demostrado una vez más que la acción sindical y la protesta sirve para apoyar a aquellos trabajadores y trabajadoras que están sufriendo este tipo de injusticias en su centro de trabajo.
Cuento (parte final): DESTERRADO IMPROCEDENTEMENTE
Tras el segundo castigo que Jaime recibió, Odigeoland decidió finalmente que el joven caballero sería desterrado del reino de forma definitiva. Ante tal injusticia, Jaime volvió a denunciar a sus altezas reales, ya que la expulsión de la aldea de Claimsland respondía a razones totalmente subjetivas. Sin embargo, Odigeoland no daba su brazo a torcer y se reafirmaba en todas y cada una de las acusaciones expuestas en el expediente disciplinario. Según sus majestades, Jaime había cometido una serie de faltas muy graves: “El fraude, la deslealtad y abuso de confianza, debidamente probada, en las gestiones encomendadas”, “La transgresión de la buena fe contractual, así como el abuso de confianza en el desempeño del trabajo” y ”La disminución continuada y voluntaria en el rendimiento de trabajo normal o pactado”.
Y entonces llegó el momento decisivo… Un caluroso día de junio, Jaime acudió al territorio de conciliación, donde las partes implicadas intentarían llegar a un acuerdo con el fin de evitar la celebración del juicio. Después de un tira y afloja, el conflicto se resolvió de la siguiente manera:
Odigeoland reconoce la improcedencia del destierro y se compromete a pagar la indemnización y los jornales debidos.
Y colorín colorado, este cuento con justicia se ha acabado.
Cuento (1ª parte): EL SEÑOR DE LAS SANCIONES
Érase una vez…
Un joven caballero leonés llamado Jaime llegó al gran reino de Odigeoland. Ese mismo día, sus altezas reales destinaron al protagonista de este cuento a la aldea de Claimsland, conocida por sus peculiares políticas.
Dentro de esta aldea, Jaime fue trasladado al vecindario de France, en el que le encomendaron una fácil tarea: responder favorablemente a las quejas dirigidas al reino. A cambio, sus altezas reales ofrecerían al joven una moneda de oro por cada reclamación tramitada.
Durante los primeros meses, Jaime superó con éxito la tarea encargada, obteniendo así el beneplácito de sus majestades.
Desafortunadamente, al olvidar que debía acudir al vecindario en un día festivo, nuestro caballero recibió, unas semanas más tarde, correspondencia real, en la que se le comunicaba que debía volver a su cabaña castigado sin jornal y sin saber si se le permitía regresar al reino.
Ante tal injusticia, Jaime tomó la valiente decisión de denunciar a sus altezas reales y desde aquel momento todo cambió para el hidalgo. La rutina laboral del gallardo caballero se convirtió en lo que hoy conocemos como ACOSO LABORAL.
Todas las reclamaciones que Jaime seguía gestionando se veían sometidas a un estudio exhaustivo por parte de los nobles del vecindario, que detectaron pequeños errores de gestión provocados por la falta de formación y que fueron lamentablemente utilizados en su contra, por lo que Jaime se encuentra de nuevo desterrado y privado de su jornal.
Nuestro caballero no es el único que sufre las consecuencias de las singulares políticas del reino y sus injusticias, aunque sí es el único que ha osado rebelarse ante sus majestades.
¿Quieres saber a qué nos referimos?
- Represalias contra ideas y opiniones (me cambiarán de departamento, me despedirán o me harán lo mismo que a Jaime si no estoy de acuerdo con algo).
- Favoritismos (me llevo bien con mis superiores, así que no me pasará nada)
- No se asumen los errores (todo lo que pasa es culpa de los trabajadores y sus errores se penalizan)
- No hay derecho a réplica (siempre se dará la vuelta a la tortilla)
- Falta de (in)formación (novedades a diario sin haber obtenido conocimientos previos)
- La carencia de calidad se penaliza (pero se gestionan mercados con Google Translator cuando no hay agentes suficientes para algún idioma)
- Desigualdad de condiciones entre subdepartamentos (algunos cobran incentivos desde la primera gestión y otros tienen que llegar a mínimo 150)
- No todos pagan por sus errores (hay medios y altos mandos que se equivocan sin que estos errores sean reconocidos).
¿Qué harías si vivieras en este reino?
Las tabernas están llenas de críticas, pero nadie se atreve a dirigirlas a sus altezas reales por miedo a represalias.
POR FAVOR, NO TE CALLES
TÚ TAMBIÉN PUEDES SER JAIME
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